Jamming es un espectáculo de improvisación. Es creación pura y en el momento. Cada actuación es única e irrepetible y se construye totalmente ante los ojos del público.
En Jamming, el espectador es parte activa del show. Partiendo de títulos escritos por el público, los actores idean e interpretan una serie de improvisaciones acorde con unos estilings.
Jamming lo llevan a cabo cuatro improvisadores: tres actores-improvisadores encargados de llevar el peso del espectáculo desarrollando las improvisaciones; y un técnico-improvisador que las ambienta con luz y sonido, en el momento.
Además, el público se siente parte del show porque es él el encargado de escribir los títulos de cada pieza teatral. Una ventaja clarísima de Jamming es que un espectador puede acudir a todas las funciones, no verá nunca lo mismo, apreciará siempre una estructura común pero las representaciones serán diferentes, tanto formal como temáticamente. Tras la primera vez, sabrá lo que va a recibir pero no el qué.