Parece que vivimos en la era del capitalismo relámpago, de operaciones bursátiles en nanosegundos, de cálculos cuánticos en picosegundos, de riesgo acelerado e impacientes pacientes de la sala de emergencias, de cambios climáticos que transforman el planeta incluso más rápido de lo que se preveía, de ansiedad por falta de tiempo y pérdida del ocio desatendido por la publicidad, de abreviaturas abreviadas, de imágenes deformadas por formas instantáneas de intercambio global, de velocidad distorsionada no tanto por la ciencia ficción sino por la contabilidad de las grandes corporaciones multinacionales.
Aquellos que abrazan este mundo celebran su espontaneidad absoluta, su inmediatez, sus sincronicidades impredecibles, su corriente de fondo radical, su desconcertante originalidad, su promesa revolucionaria. Aquellos que protestan por este mundo celebran el saborear comidas lentas, cultivadas de acuerdo a sus propios ritmos, los sonidos de frases largas leídas a ritmo de profundas bocanadas, la kinestesia de los paseos lentos y los meandros, los espacios silenciosos de una siesta sin reloj, la intencionalidad de la filosofía.
¿Cómo podríamos apreciar la noción, naturaleza y experiencia actual de la velocidad y nuestras respuestas ante ella mejor que comparando la historia médica y cultural de un estimulante innato a nuestro organismo como es la adrenalina con otro estimulante muy extendido a pesar de ser sintético, la anfetamina, que se excede en sus intentos por parecerse a la adrenalina?
Tras la conferencia, a partir de las 19:00, José Luis Maire ofrecerá el concierto Perfect Tuning.
