Jugos de Andrómeda
es como la vida,
a veces triste
a veces divertida.
Las palabras convertidas en prosías se le escurren desde muy dentro a Iratze Suberri y fuera se convierten en un arcoiris de emociones junto a los diestros acordes del músico Enrike Morell.
Acompañadas también de silencios y sortilegios para teletransportar hologramas cuánticos y empapar de cotidiana poesía a la respetable concurrencia en tan señalado día.
A veces grito desgarrado, otras caricia envolvente.
Un viaje a través de lugares comunes y sentimientos humanos muy animales (y viceversa) encontrados en un mismo punto espacio-temporal definido: Sarean 28J.