No son unos recién llegados aunque por la urgencia que supura su música parezca que fue ayer cuando publicaron su primer Ep homónimo. Ahora, de imprevisto, nos llega este nuevo álbum, Guadalupe IV. Un disco con una "para-estructura" fascinante fruto de un trabajo valiente que se te hinca en la cabeza con sus diez sinuosas composiciones sembradas de triquiñuelas sónicas, verdaderos sacacorchos del pantano. Probablemente sea este el trabajo más compacto de los andaluces. Un perturbador viaje al fin de la noche en forma de "baladas asesinas" donde prestamistas y caimanes juegan a la timba en una ciénaga anegada por la traición.
Lo que empezó como un grupo de amigos versionando clásicos del rock, se convirtió en un interesante proyecto. El joven cuarteto son un grupo de corte garagero, con melodías explosivas y descaradas. Entusiastas de bandas como Black Lips, Ty Segall o Together Pangea, el cuarteto sabe expresar muy bien estas referencias en su música, imprimiendo un carácter propio definido a la perfección en temas como ‘I Don’t Fuckin’ Surf’ o ‘La Casita’.