Andrea Jiménez dirige esta obra que, a pesar de referirse a aquella escrita por William Shakespeare, poco o nada tiene que ver con ella. Quizá tan solo en recoger eso que hacia de Lear un padre no padre, un padre que repudia a su hija. Jiménez se vale de sus propios traumas paternos para entablar un diálogo con Lear, su padre, y poder así ver si consigue perdonarlo en cada fun- ción. Lo mágico de Casting Lear es que el actor que lo interpreta no sabe qué texto debe defender (se lo comunican por pinganillo) y cada vez es alguien distinto quien lo persona. Una auténtica brutalidad escénica.