Acaba de caer la noche mientras escribimos esto. O quizá no, y estamos sólo de espíritu presente, con el cuerpo corriendo cual pollo sin cabeza criado con estrés en una granja inmunda. Será que ya estamos notando el mal llamado ‘ahorro’ del cambio de hora, que quien mucho abarca poco aprieta o que procrastinar sigue siendo uno de nuestros vicios y defectos favoritos. Sea lo que sea y a pesar de las gripes (naturales y de laboratorio), hemos conseguido llegar al comienzo de un nuevo mes con una nueva NOIZ en tus manos.
No lo hemos destacado en nuestras páginas, pero el segundo domingo, 10 de noviembre, toca volver a ir a votar. Y aunque sea algo que nos está tocando hacer demasiado últimamente, y aunque sea algo que no sirve lo suficiente (como eufemismo de “para nada”); desde esta humilde redacción os recomendamos encarecidamente este plan político-cultural de domingo: Depositar.
Porque es gratuito, está cerca de casa y para la mitad de la población es posible desde hace poco tiempo... Y para personas exiliadas, muchas veces, todavía no lo es. Incluso cuenta con envío gratuito a domicilio y tremendo despilfarro de papel; aunque unas papeletas tengan mayor afluencia, sean más coloridas y estén más financiadas que otras. Todavía no lo tenemos claro. En este estado, ¿se pueden quemar las cartas sin abrir?