Proyecto Ellas es un trasvase de memoria y fotografía, de lo íntimo a lo público, de lo individual a lo colectivo. Gracias a Luzatu Gau Irekia, las calles de los Barrios Altos hablan (como muestra la portada de NOIZ) de aquellas vidas que caminaron ELLAS, las guardianas de la memoria no escrita. Hemos tenido el gusto de hablar con la fotógrafa Ainhoa Resano y esto es lo que nos ha contado.
Tenemos en portada una de las últimas intervenciones del proyecto, pero este comienza su andadura en el año 2016. ¿Cuál es la génesis y quién está detrás de ELLAS?
En 2016 me trasladé al barrio de San Francisco, tras el desahucio de un edificio en el que había vivido durante 17 años. A partir de esta historia realizo mi primer proyecto documental, La escalera 17, un homenaje a las historias de vida de los inquilinos e inquilinas que lo habían habitado, en el que comprendí la importancia de las fotografías domésticas y de los relatos en primera persona en procesos amenazados por el olvido.
En aquel entonces, Savina estaba desarrollando la idea de hacer un proyecto de memoria de las mujeres del barrio, a través de los álbumes, y quería indagar en alguna manera de comunicarlo que fuera menos académica y más artística. En ese momento vital de cada una nos encontramos, y es a través de una fotografía de la escalera, donde nos reconocemos en el deseo común por las fotografías domésticas y las historias de las mujeres cercanas. Por eso decidimos unirnos y empezamos una aventura, que parte siendo “lo nuestro” y acabaría siendo ELLAS.
¿Qué agentes os han acompañado en la construcción de este álbum de memoria de mujeres del barrio? ¿Qué formatos habéis utilizado y qué eventos habéis llevado a cabo? [Jornadas Artículos de Higiene, Periódico ELLAS…]
ELLAS es una suerte de hallazgos, conexiones, búsquedas y apoyos. Tras un tiempo de investigación y encuentros con diversas mujeres en sus casas, nos instalamos en la antigua lonja de Artículos de Higiene en Cortes; que nos había cedido una fotógrafa afincada en Berlín que se había enamorado del proyecto. Con esa lonja como trinchera, programamos dos semanas de puertas abiertas en 2018, en las que se pudo visitar una exposición que llamamos Atlas de memoria junto con varias actividades. Fue un lugar de encuentro y de laboratorio, creándose un espacio en el que todas esas memorias se fueron entrelazando y vinieron otras nuevas.
Lanzamos al mismo tiempo una publicación en formato periódico, como forma de recoger y apoyar el proyecto (que siempre ha sido autogestionado) y de ahí surgieron diversas propuestas: una exposición en Bizkaia Aretoa, las llevamos a la plaza en Gau Irekia, presentamos la publicación en BALA, realizamos diversos programas de radio y también participamos en una exposición colectiva en Sarean. Wikitoki apoyó el proyecto durante un año para asentar la parte más teórica. Después de ese recorrido, continúo en solitario.
En el compromiso de dar un paso más en trasladarlas al espacio público, desarrollo una propuesta que es apoyada desde Luzatu Gau Irekia. Tras varios encuentros con mujeres nuevas, reflexionando sobre las posibilidades del momento que vivimos, llevo a cabo una intervención en lonjas en desuso del barrio, instalando las fotografías y sus memorias. Acción que ha abierto el proyecto a la calle y que está trayendo muchas más fotografías, mujeres y propuestas muy interesantes.
Puri, una de las primeras telefonistas de Bilbao, fue la primera en formar parte de ELLAS; y Sara, con la que te encontraste en la residencia de ancianas, ha sido de las últimas. ¿Qué recuerdos guardas de estos u otros relatos?
Puri era una de mis vecinas de La escalera 17, cuando tuve que trasladarla a la residencia, recogí de sus pertenencias sus álbumes familiares y un minutado escrito por su padre sobre la ocupación de Bilbao en el 37. Pasamos más de 10 años hasta su muerte, revisando ese álbum y leyendo las páginas de ese manuscrito, que funcionaban como único hilo conductor a su propia vida. De mi historia con Puri tengo tantos recuerdos hermosos y sorprendentes, que sería imposible explicarlos con unos pocos. La fotografía semilla del proyecto ELLAS, es una fotografía en la que Puri y yo sostenemos entre las dos su álbum con nuestros pulgares, por eso me gusta decir que Puri fue la primera de ELLAS y la que abrió ese canal para que fuera posible que llegaran todas las demás.
Sara es la última mujer con la que me he reunido, este diciembre. Recuerdo con especial potencia ese encuentro, quizás porque cuando llegué, se enfrentó por primera vez a unas fotografías que le había llevado su hijo y que ella hacía muchos años que no había visto. Quizás por los guantes de plástico que cubrían su manos para poder tocarlas en estos momentos, quizás porque su voz fuerte estallaba a sus 96 años y porque como todas, fue un testimonio revelador.
Todos y cada uno de los encuentros con ELLAS han sido increíbles, han dinamitado mis propios prejuicios y guardo grandes recuerdos de cada una de las horas pasadas con ellas. Ver sus álbumes y escucharlas, son regalos de momentos vividos. Son tantos, que si empiezo a hablar de cada una no terminaría.. Flor, una niña de la guerra y su canción en francés; Miky, la única camarera de Cortes; Sagrario, mujer gitana y la historia de su abuelo anarquista; Kontxa y su teatrillo de boda inglesa; Michele que no tiene álbum familiar porque llegó en patera; Merche y su vital historia de negocios y jugadas de poker... ¡¡¡Tantas…!!!
El proyecto funciona como un canal abierto para la transmisión de la memoria silenciada. ¿Por qué es tan importante estimular estos recuerdos y compartirlos fuera del espacio doméstico?
Se trata de generar un nuevo álbum colectivo de memorias, que permita rescatar y exponer historias silenciadas, relegadas al tabú y al estigma; para situarlas en un plano reflexivo, subversivo, contemporáneo y público. Poner en circulación esas realidades no dichas o habladas (sólo desde el estigma y el cliché), para dinamitar esos silencios y rescatar historias que han sido arrojadas fuera del imaginario común.
Sacar a la luz y preservar estos testimonios y lugares íntimos, nos puede ayudar a entender y poner en circulación otras realidades que contribuyan a crear una memoria común. Porque si las historias se heredan, también se heredan los silencios.
Defiendes que cuando editamos un álbum nos convertirnos en agentes activos de nuestra narrativa identitaria. ¿Cómo sirve nuestra memoria individual a la memoria colectiva?
Actualmente, con el proceso de gentrificación que está transformando los barrios altos, vivimos un momento de urgencia social y cultural. Ante esta situación, es importante escuchar, indagar y relacionar los relatos de las mujeres que lo habitan. El álbum de familia y la fotografía doméstica, son un canal directo al recuerdo personal. Pero al mismo tiempo, estos archivos de la memoria esconden moldes dominantes, estereotipos, poses y repeticiones; que reflejan el universal de cada época. Son objetos domesticados y domesticadores, también son piezas únicas dentro del puzzle que forma la memoria de un barrio.
Las fotografías no sólo cuentan historias, son huellas de un referente, de un tiempo. Realizar una composición común a partir de identidades propias, permite cuestionar y alterar con un nuevo orden la propia autorreferencialidad, repetida en poses, olvidos, recuerdos y ausencias. Se trata de crear un nuevo álbum que subvierta los silencios, elipsis, tabús, estigmas, para revertir esa mirada rígida. Porque quizás un álbum no se agota en sí mismo, sino que dice mucho más de lo que muestra. Un cosmos de memorias, un lugar abierto para recogerlas y generarlas.
Desde el punto de vista antropológico se plantean cuestiones muy interesantes. Nos imaginamos que habrá habido mucho debate interesante con Savina Lafita, a lo largo de las fotografías, los relatos y los años.
Así es, ha sido un tándem muy interesante y nuevo para las dos; en el que el diálogo y la discusión desde nuestras disciplinas nos ha llevado por un sinfín de búsquedas, hallazgos, reflexiones, derivas y más preguntas. Es difícil explicar en pocas palabras ese proceso interno... Hemos pasado miles de horas teorizando, leyendo, haciendo feedback de conceptos y deseos etc. A mí me gusta decir que Savina iba a por nueces (algo así como traer pequeñas llaves que abrían puertas), frutos en las que yo encontraba inspiraciones para devolverle traducciones visuales. Ha sido un gran viaje.
“La vida privada es una ficción que se construye. Tal vez todas las vidas son intercambiables porque están construidas desde fuera”. Nos hemos enamorado de esta cita de Zanja Ivekovi?. ¿Otras mujeres poderosas que te hayan inspirado para expandir su memoria?
Yo también me enamoré de esa frase. Soy un desastre para retener nombres, pero que hayan acompañado el proyecto, me vienen ahora: Inmaculada Salinas, Susan Sontag, Mireia Sallarès, Sophie Calle, Laia Abril, Nuria Enguita... Y para acabar Martha Langford con su frase "el álbum es un lugar de encuentro".
Ahora estás embarcada en un proyecto que todavía no has desvelado y que seguro será igual de emocionante y necesario como ELLAS. ¿Puedes adelantarnos algo a modo NOIZ primicia?
Desde hace un par de años estoy metida en la construcción de unos cuadernos, que voy rellenando con parejas de polaroids y frases que versan sobre la intimidad y las relaciones de poder. Son reflexiones acerca del amor romántico y otros lugares comunes. Se trata de un proyecto muy de tripas, que me libera de la estructura de un final concreto y me permite jugar en una búsqueda totalmente abierta. Voy construyendo páginas con narrativas abiertas, pequeños juegos con frases (casi a modo de haikus) que replican entre ellas, generando diferentes flechas de alcance. Estoy disfrutando mucho de la inmediatez y los resultados imprevistos de las polaroids. Y de momento no tiene nombre...
Para terminar y como siempre, pide un deseo.
Que el deseo sea siempre el motor.