Marzo otra vez. Marzo, marzo, marzo... Vamos a cumplir un año en pandemia. Un montón de emociones enjauladas y fisicalidades reprimidas. Miles de bolos, encuentros, fiestas robadas. Un auténtico desastre que ha golpeado muy fuerte a este lado de la barrera, al lado de la Cultura. Pero, cuidado, que no es la del COVID la única pandemia a la que nos enfrentamos.
Porque pandemia sí hay más de una, acabamos de vivir el encarcelamiento de un chaval por escribir unas letras de canciones. También hemos "celebrado" 18 años del cierre de Egunkaria y todo ello nos ha pillado con la mascarilla puesta.
Tenemos un virus sin vacuna, se llama censura y el paciente cero está sentado en una poltrona de oro, riéndose de escritoras, dramaturgos, raperas, teatreros y movimientos sociales que, gracias a casos como los citados, hace que nos pensemos las cosas dos, tres y hasta cien veces. La autocensura como remedio casero a la pandemia censora.
En esas vienen otra vez pidiendo a los colectivos feministas que no se manifiesten, que no salgan a la calle. Que cambien su FPP2 por una mordaza y que no salgan a "comer el tarro". Otra ración de mansplaining a un movimiento que tiene el cuidado de las personas como centro vital. Otra pandemia de la que debemos tomar kilómetros de distancia.
Seamos responsables, no solo en lo sanitario, sino en seguir construyendo un nuevo mundo, libre de pandemias.
* Puedes ver las convocatorias para manifestarte este 8M en este enlace.
